Nuestra historia: un final feliz

Nuestra búsqueda para tener un hijo empezó hace 6 años, en 2007, cuando decidimos con mi marido empezar a buscar un hijo en forma “natural”.

2007 fue un año de mucho dolor porque perdí a una tía muy querida a causa del cáncer, y fue también cuando empezamos a buscar el tan ansiado embarazo. Luego de un año de intentar y no lograrlo, comenzaron las consultas al ginecólogo y el desfile de análisis de todo tipo: hormonales, de sangre, ecografías, histerosalpingografía, histeroscopía, entre otros para mí, y espermogramas varios para mi marido, y también hicimos 3 inseminaciones artificiales sin éxito, pero queríamos tener la sensación de estar haciendo “algo” y no simplemente esperar los resultados de todos esos estudios, porque ninguno fue concluyente para dar con la causa de nuestra dificultad para lograr el embarazo. Así transcurrió el 2008.

Luego en mayo de 2009 me operaron para intentar desobstruir una de las trompas de Falopio, en la cual me habían encontrado endometriosis, lo cual no fue posible, y así llegamos a nuestra primera FIV en agosto de ese año…sin éxito. En diciembre fuimos a la transferencia de 2 embriones que teníamos congelados, pero no se llegó a efectuar porque no resistieron a la desvitrificación, según nos dijeron. La experiencia con esa clínica fue terriblemente agotadora, nefasta desde el punto de vista emocional, así que decidimos cambiarnos de clínica y médico.

Así llegamos a una clínica en otro país a comienzos de 2010, y otra FIV negativa, la tercera… y habíamos convenido con mi esposo que sería la última, puesto que yo ya no toleraba la idea de más inyecciones, ecografías, medición de folículos, los efectos de las hormonas, entre tantas otras cosas… En marzo me hicieron el análisis de la hormona antimulleriana, que mide, grosso modo, la reserva ovárica, y me dio un valor súper bajo: era altamente improbable que pudiera lograr embriones de buena calidad con mis óvulos, así que en mayo nos anotamos para adoptar en el INAU, para lo que nos esperaban 4 largos años de espera…

Llegó agosto de 2010 y me di cuenta de que tenía un atraso de varios días…y resultó que ¡estaba embarazada! Lamentablemente, lo perdí de 7 semanas y a raíz de eso, comenzaron más estudios que no me habían realizado ante. Conclusión: me encontraron alteraciones en la coagulación de la sangre y varios valores hormonales alterados…

Luego de varios meses de una gran depresión, a mediados de 2011 mi marido empezó de nuevo a plantear la posibilidad de otro tratamiento, y nuestro médico y consejero nos planteó la opción de la ovodonación dado nuestro caso, ya que las chances de éxito eran mucho más altas que con una FIV con mis óvulos.

Es así que en octubre de 2011 nos embarcamos nuevamente en otro tratamiento, esta vez, por ovodonación… el 2 de diciembre me transfirieron 2 embriones y nos quedaron 2 vitrificados. El 14 de diciembre de 2011, fecha de nuestro aniversario de casados, nos enteramos de que estaba embarazada, nuestra cuarta FIV y el primer “positivo”… un regalo del cielo.

Luego de un embarazo relativamente bueno, aunque con varias complicaciones de salud para mi y amenaza de parto prematuro, Irene llegó a nuestra vida desafiando todo pronóstico a las 38 semanas de gestación, 3,600kg y berreando como loca desde que salió de mi panza.

Esta es nuestra historia, que no termina con el nacimiento de nuestra hija, sino que ahora empieza una nueva etapa… pero ojala que sirva para darle ánimos y fe a todas aquellas parejas que han pasado o están pasando por el duro camino de la infertilidad, para que tengan la certeza de que con tesón y mucha espalda para soportar los avatares que se presentan, las cosas pueden tener un final feliz. Irene, que significa “paz” en griego, es la prueba de ello.

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