Estrés e infertilidad

La imposibilidad de concebir un hijo desencadena un aluvión de emociones tanto a nivel personal como de la pareja.

Se trata de una de las primeras frustraciones a que deben hacer frente los integrantes de la pareja en su proyecto de vida. Generalmente la pareja toma decisiones concientemente, teniendo el control de la situación: formar la pareja, la decisión de convivencia…y comenzar a “agrandar la familia”.

Pasan los meses y el embarazo no llega. Se suman al entorno la presión familiar y social y comienzan entonces a incrementarse la ansiedad y el estrés.

La pareja o uno de sus integrantes, generalmente la mujer, decide consultar con su ginecólogo. Dependiendo de la edad y del tiempo durante el cual se ha intentado el embarazo se indicarán los exámenes correspondientes o aguardar y continuar intentando.

El embarazo aún no se produce. Llegan los resultados…la pareja recibe el diagnóstico de infertilidad.

Incredibilidad
Angustia
Dolor
Pérdida de control
Duelo

Paulatinamente van recibiendo información de una nueva realidad a la que deben adaptarse. Y lo deben hacer rápidamente porque el paso del tiempo también condiciona la posibilidad de lograr el objetivo.

Estrés
Ansiedad

La pareja comienza con los tratamiento indicados y se ve inmersa en un círculo vicioso del que es difícil escapar: se estresan porque no logran concebir, lo que genera más estrés, lo que hace que no se logre el embarazo, lo que genera más estrés…

El estrés producido por la infertilidad reduce las posibilidades de concebir y es esencial romper con este ciclo de estrés ya que el mismo puede repetirse indefinidamente. Las parejas con trastornos reproductivos se ven involucradas en situaciones generadoras de ansiedad y angustia y, generalmente, a lo largo de muchos años.

Acompañando terapéuticamente a las parejas mientras atraviesan estos procesos podemos ayudarlas a romper con este ciclo perpetuo estrés – infertilidad.

Las podemos ayudar a través de la escucha y a través de la palabra a enfrentar, resistir, asumir y recuperarse de múltiples situaciones dolorosas.

Más aún, el desafío tiene que ver con acompañar a las parejas intentando que sean transformadas positivamente por circunstancias tan adversas como las que deben enfrentar durante los tratamientos de reproducción asistida.

Psic. Sandra Rodríguez Artigas
Julio de 2011

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